miércoles, 29 de noviembre de 2017

Núm. 46. ARGOULUS, EL CACIQUE

Fecha de publicación: 17 - XI - 1979.


       " -Si el gobernador Argoulus supiese de nuestra ayuda, nos condenaría a morir empalados." -Pescador.


       No queriendo dejar solo a Don Luis, el Guerrero del Antifaz y Fernando le siguen hasta la playa. Allí, mientras el primero se bate personalmente con "Malapata", ellos se encargan de los demás corsarios. El capitán otomano es duro rival y está a punto de acabar con su oponente, pero Soraya, que también ha bajado con Li Chin por si ambas pueden ayudar en algo, le apuñala hasta darle muerte. Desmoralizados, los corsarios abandonan el islote lanzándose al agua.
       Desde su barco, "Garfio" Chamul contempla la victoria de los fugitivos, pero no interviene con la excusa de que no puede acercarse por culpa de los escollos.
       Esa noche, al amparo de la oscuridad, el enmascarado y sus amigos abandonan el islote por su parte trasera y, agarrados a un trozo de mástil del barco encallado, se alejan sin ser vistos hacia una isla próxima. Arribando a la orilla, buscan refugio en una cueva de la costa, no sin antes advertir el Guerrero que un soldado griego, nativo del lugar, ha descubierto su llegada. A galope tendido sobre un corcel, el isleño cabalga hacia la población donde gobierna el cacique Argoulus para dar parte de la presencia de desconocidos.
       Informado de lo que sucede, Argoulus despacha a varios de sus hombres con el encargo de capturar a los náufragos, mientras él hace uso del derecho de pernada con una joven novia que va a contraer matrimonio al día siguiente. El futuro marido intenta impedirlo pero es reducido y atado a una columna por los soldados que vigilan la casa de la novia.
       El Guerrero y sus compañeros se defienden bravamente de los soldados enviados a apresarles; de manera que los griegos se repliegan y regresan junto a su señor. Este ya ha saciado sus apetitos y, enfadado por el fracaso de los suyos, se pone al frente del pelotón y se dirige hacia la costa para ocuparse personalmente del asunto.
       El enmascarado negocia con unos pescadores la compra de una barca con la que poder abandonar la isla y regresar a su país; pero los lugareños, sabedores de cómo se las gasta el gobernador, no tienen deseos de vendérsela. Justo en ese momento aparecen Argoulus y su partida. Como suele ser habitual, nuestro héroe se las entiende, él mismo, en persona, con el cacique, al que derriba del caballo.

COMENTARIOS:
                -Ambientación nada realista para un cuaderno en el que, como siempre, prima la acción sin descanso. Como ya se ha dicho en otra ocasión, a Gago no le interesa representar con fidelidad histórica paisajes, ambientes ni costumbres de los lugares donde ubica a sus personajes. Sólo busca plantear un escenario más o menos verosímil  en el que desarrollar la trama.
                -Numeración en interior de la contraportada, 389.

Núm. 45. REFUGIO EN EL ISLOTE

Fecha de publicación: 10 - XI - 1979.


Li Chin: -Hicimos mal al pactar con "Malapata". Se ha burlado de Soraya.
Soraya: -Creo que también consiguió de ti lo que quiso, Li Chin.


       Li Chin da una buena tunda a Ozul, dejándole inconsciente. Luego, sale del camarote entre los comentarios jocosos de la tripulación, que ignora el estado en que ha dejado a su compañero. No la consideran un peligro y ella se aprovecha de eso para deambular libremente por el barco y tratar de reunirse con el Guerrero del Antifaz antes de que los corsarios reaccionen.
       En otro lugar del navío, Soraya recrimina a "Malapata" su falta de palabra y traición al no haber ayudado a sus amigos y haberles, en cambio, apresado. Sin embargo, en la sentina, el enmascarado ha recobrado el conocimiento y, tras arrancar las cadenas que le sujetan a la pared, libera a Don Luis y Fernando sirviéndose de un martillo y un cincel que ha encontrado en una caja de herramientas. En ese momento, el turco encargado de vigilarlos baja acompañado de la aparentemente inofensiva Li Chin y descubre la intentona de fuga. Antes de que pueda dar la alarma es dejado fuera de combate, como lo son los marineros que de tanto en tanto bajan a la sentina.
       "Malapata" sale a cubierta dispuesto a ordenar la ejecución de los prisioneros, ante lo cual Soraya intenta matarle clavándole una daga de la que se ha apoderado. Pero la sultana sólo consigue que el capitán corsario la golpee. Sabiendo en peligro a su amiga, el Guerrero y los suyos suben a cubierta y se enzarzan en una lucha con sus captores. "Malapata" hace uso del nuevo estilete que Ozul le pusiera en la pata de palo con tan mala fortuna que el acero se clava profundamente en el mástil, quedando él en una posición incómoda que le impide libertad de movimientos. Li Chin actúa rauda y lo aturde golpeándole con un tablón en la cabeza. El Guerrero destroza el pincho nuevo del corsario, a quien maniata y obliga a poner rumbo a España.
       Horas más tarde, son alcanzados por un navío en el que van "Garfio" Chamul y Boguro. Para evitar ser descubiertos por ellos, el enmascarado y sus amigos se esconden en una cabina, reteniendo a "Malapata". Pero dos corsarios se arrojan al mar y tras alcanzar a nado el barco recién llegado, ponen sobre aviso a Chamul de la presencia de los cristianos y las dos mujeres en la nave de su capitán. Li Chin, que permanece en cubierta, contempla la escena con la ayuda de un catalejo y, sin perder el tiempo, corre a avisar a sus compañeros de que han sido delatados.
       Al saber que Chamul acude en ayuda de su jefe, los hombres de "Malapata" se sublevan; mas son dominados y arrojados al agua por los fugitivos, quienes intentan gobernar la embarcación ellos solos. Los cañones de "Garfio" no tardan en abrir fuego sobre ellos.
       Súbitamente el cañoneado navío embarranca en los arrecifes de un islote en el que nuestros héroes buscan refugio. "Malapata" es salvado in extremis por varios de sus hombres de morir ahogado y persigue al enmascarado y sus camaradas, que se apostan en la parte alta del islote desde donde pueden vigilar los movimientos de los otomanos. De momento, "Malapata" no se atreve a atacarles sin la ayuda de refuerzos; mas Don Luis, todavía indignado por el trato que ha dispensado a Soraya, baja a la playa y reta al malvado corsario  a un duelo a muerte.

COMENTARIOS:
               -Dejándose llevar por la furia, el conde de los Picos comete el error de abandonar la seguridad momentánea que les ofrecen las rocas de la parte alta del islote y se expone imprudentemente al enemigo.
               -Numeración en interior de la contraportada, 388.   

lunes, 27 de noviembre de 2017

Núm. 44. "MALAPATA"

Fecha de publicación: 3 - XI - 1979.



       "Malapata": -Has reparado muy bien mi pata, Ozul...¿Qué quieres como premio?
       Ozul: -Quisiera...quisiera...visitar a la princesa amarilla...si no te ofende.
       "Malapata": -¡Ja, ja, ja! ¡Ve con ella, Ozul! ¡Todos mis amigos tienen derecho a participar en el reparto del botín!


       Don Luis arroja a Boguro a las aguas del puerto, y el Guerrero del Antifaz, tras esquivar las acometidas del garfio de Chamul, hace lo propio con este. En ese momento, los soldados de palacio irrumpen en el muelle y los fugitivos se abren paso entre ellos, tratando de escapar por unas calles patrulladas por el enemigo. En un almacén sin vigilar, nuestros amigos encuentran unos toneles vacíos que representan un buen lugar donde esconderse.
       Repuesto de su borrachera, Bayaceto monta en cólera al conocer la fuga de su favorita. Muley Hassan ha ordenado perseguir y matar a los huidos, pero el sultán quiere a Soraya con vida para castigarla personalmente.
       Quiere la casualidad que un capitán corsario otomano, amigo de lo ajeno, a quien apodan "Malapata" por el palo de madera que sustituye la pierna que perdiera en alguna escaramuza, entre con sus hombres en el almacén donde se esconden el enmascarado y los suyos para "proveerse" de víveres. Entre los barriles que suben a bordo de su navío están aquellos en los que se han escondido los fugitivos. Nuestro héroe confía en que la tripulación no sea muy numerosa y puedan adueñarse del barco.
       Uno de los corsarios deja caer accidentalmente el tonel en el que va Soraya y, al abrirse la tapa, la sultana queda al descubierto. Reconociendo al capitán, la mujer le pide que le ayude a huir. "Malapata" acepta encantado a cambio de que ella le conceda sus "favores". Conscientes de la situación en que se haya su amiga, los tres cristianos y Li Chin salen de sus barriles dando a conocer su presencia. El jefe corsario finge estar dispuesto a facilitarles la huida.
       El barco zarpa de Esmirna y, mientras el desconfiado grupo de fugitivos permanece sin separarse en cubierta, "Malapata" se lleva a Soraya a su camarote. Allí la amenaza con asesinar a sus compañeros si ella no se aviene a sus deseos. La sultana no tiene más remedio que doblegarse a los deseos del lascivo otomano. Fuera, Don Luis, que últimamente parece centrar sus atenciones en la esposa de Bayaceto, está intranquilo por lo que pueda estar sucediendo dentro del camarote.
       Más tarde, "Malapata" invita a sus pasajeros a un suculento banquete en el que les anima a beber sin medida. El conde de los Picos ahoga la rabia que le embarga en el licor, pero el Guerrero, sospechando que su anfitrión pueda haber drogado la bebida, finge volcar accidentalmente su copa y deja de beber. Sólo él permanece despierto cuando el narcótico surte efecto. El corsario, que también desea a Li Chin, ordena a sus hombres que ésta sea llevada a su camarote. Mientras Don Luis y Fernando son encadenados en la sentina, el enmascarado, algo aturdido por la droga ingerida, se mide con el artero capitán.
       El corsario se guarda un as en la manga, o más bien en la pata: un afilado estilete de acero cuya punta también impregnada de algún narcótico se clava en la mano del cristiano. A pesar de debatirse con bravura, y no sin antes haber tenido ocasión de romper el estilete, el Guerrero se desploma inconsciente y es encerrado junto a sus dos amigos.
       En su embriaguez narcótica Li Chin cree hallarse entre los brazos de su amado enmascarado, pero, al aclararse su mente, descubre que se trata del aprovechado "Malapata". Satisfecho su apetito sexual, el corsario abandona el camarote y hace que uno de sus hombres le recomponga la pata de palo. Como recompensa por su buen hacer le premia con poder disfrutar de la compañía de Li Chin, pero la joven no está dispuesta a soportar esta nueva vejación.

COMENTARIOS:
               -Nos las vemos en este cuaderno con otro personaje de bastante mala catadura. Desagradable, traicionero y lascivo en extremo, "Malapata" no duda en satisfacer su lubricidad con cuanta mujer se le pone por delante. Para él Soraya y Li Chin no son más que un pasatiempo pasajero, carne femenina para usar y tirar sin ningún tipo de miramientos.
                -Numeración en interior de la contraportada, 387.
   

Núm. 43. LUCHANDO EN LOS TEJADOS

Fecha de publicación: 27 - X - 1979.


Don Luis: -¿Por qué defiendes a un vulgar traficante de esclavos?
Boguro: -¡Es algo más que mi amo!


       El Guerrero del Antifaz aconseja a Soraya que se quede con Bayaceto, pero la sultana alega que Muley Hassan ha descubierto su juego y puede ponerla en peligro. Li Chin, que no ve la hora de librarse de su rival, intenta convencerla de que seguramente y, a pesar de todo, podrá seguir contando con el favor del sultán. Pero Soraya está decidida a no separarse ya de ellos.
       Perseguidos por los perros guardianes soltados por el consejero, el grupo alcanza una parte de la muralla que rodea el palacio; y, mientras Li Chin y Soraya ascienden por una planta trepadora que crece junto al muro, sus tres compañeros hacen frente a la peligrosa jauría.
       La sultana reconoce a tres de los canes y salta al jardín para azuzarlos contra los otros perros. Aprovechando la feroz pelea que se desata entre los animales, los fugitivos terminan de trepar y se encaraman en la parte superior de la muralla.
       Al otro lado, debajo de ellos, ven pasar una carreta cargada de paja cuyo conductor, al ir cantando en voz alta, no advierte que saltan sobre la mullida carga, y prosigue su camino hacia el puerto. Para los huidos se abre la posibilidad de poder escapar en alguna embarcación. Pero, aunque van ocultos entre la paja, son descubiertos desde una ventana por un matrimonio otomano que pone sobre aviso al carretero de la presencia de extraños. Este último echa a correr para avisar a los soldados. Cuando estos aparecen, el enmascarado y sus amigos se ven obligados a abandonar la carreta y huir saltando por los tejados de las casas.
       Perseguidos de cerca, llegan a un lugar en el que la distancia entre una vivienda y otra es insalvable y quedan acorralados. Pero en el tejado de la alejada casa hay unos conocidos de Soraya que les tienden, a modo de puente, una escalera por la que pasan. Tras cruzar y retirar la escalera, el quinteto prosigue su fuga, eliminando a cuanto soldado le sale al paso. Don Luis se preocupa en ayudar a la sultana a salvar alturas y distancias en su peligrosa huída.
       El Guerrero tiene la mala suerte de pisar y hacer añicos la claraboya que cubre el dormitorio donde duerme una pareja, precipitándose sobre el lecho. Enfurecidos por su súbita irrupción, hombre y mujer acosan al enmascarado con las armas que colgaban en la cabecera de la cama. Li Chin interviene, dejándose caer, y se encarga de poner fuera de combate a la iracunda otomana. Una vez el enmascarado hace lo propio con el hombre, Soraya, Don Luis y Fernando también saltan al interior de la casa.
       En un armario encuentran chilabas con capucha con las que pueden pasar desapercibidos en su camino hacia los muelles; mas, una vez allí, son descubiertos por "Garfio" Chamul y Boguro, quien es se enfrentan respectivamente con el Guerrero y el conde de los Picos. Don Luis lleva las de ganar con el negro, pero el del antifaz se ve en apuros cuando el garfio de su contrincante busca clavarse en su garganta.

COMENTARIOS:
            -Comprobamos cómo, poco a poco y sutilmente, Don Luis va sintiendo por Soraya algo más que simple amistad. En algún episodio anterior ya vimos que la sultana tampoco le hacía ascos al conde y todo parece presagiar que se va a producir un cambio de situación. Puede que al proponerla como nuevo objeto amoroso del de los Picos (quien, todo hay que decirlo, jamás dedica un solo pensamiento a su esposa Sigfrida y actúa como si ésta ni siquiera existiera) Gago quisiera darle un respiro a nuestro héroe librándolo de una de sus muchas admiradoras.
            -Numeración en interior de la contraportada, 386.
     


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Núm. 42. COCODRILOS HABRIENTOS

Fecha de publicación: 20 - X - 1979.



                          Li Chin: -¿Por qué has venido, Soraya?
                          Soraya: -Ya no puedo regresar con Bayaceto.


       El Guerrero del Antifaz y Li Chin se reúnen con Don Luis y Fernando, a los que ayudan a acabar con los otomanos que los hostigaban. Muley Hassan se dirige rápidamente a los sótanos y, al comprobar que los fugados se encuentran en cierto pasillo, acciona una palanca que hay en una de las paredes y hace descender una pesada reja que bloquea la salida. El grupo no pierde el tiempo y corre en dirección contraria buscando otro sitio por donde escapar; pero el consejero manipula una nueva palanca y, esta vez, el suelo cede bajo los pies del Guerrero y Don Luis, los cuales se precipitan a un foso con agua infestado de cocodrilos. Li Chin y Fernando, viendo el peligro que corren sus amigos, se lanzan ellos mismos a la trampa para auxiliarles. Todos juntos, exterminan a los hambrientos saurios traídos del Nilo, y, enseguida, nuestro héroe se sumerge en busca de alguna salida de aquel cubículo. Pronto descubre una especie de pequeño pasaje, protegido por unos barrotes de hierro.
       En sus aposentos, Soraya se esfuerza por despertar a Bayaceto del sopor etílico en el que se encuentra sumido para convencerlo de que deje en libertad al enmascarado y sus compañeros. En el preciso momento en que el sultán abre los ojos, se presenta Muley Hassan con la noticia de que el cristiano y los suyos han hallado la muerte en el foso de los cocodrilos cuando intentaban escapar. Soraya, sabedora de que existe un conducto que comunica dicho foso con el estanque que recorre los jardines de palacio, se dirige a éstos con la esperanza de que el hombre que ama y sus acompañantes hayan sobrevivido a las bestias. Muley la sigue y la amenaza con contarle a Bayaceto la verdad acerca de los sentimientos que la sultana alberga hacia el enmascarado...,a menos que ella consienta en otorgarle sus favores. Soraya no se deja amilanar y abofetea, furiosa, al consejero, al que deja atrás. Apenas divisa el estanque, ve con alegría que el objeto de sus desvelos y sus tres amigos ascienden a la superficie, sanos y salvos. Decididamente sube a una barca y rema hacia ellos para recogerles de las aguas.
       Una vez a bordo, el Guerrero y Don Luis se ponen a los remos y se alejan de la exuberante orilla. Su plan es alcanzar la muralla que circunda el palacio y escalarla.
       Muley Hassan inspecciona el foso y, no viendo rastro de sus enemigos, arroja él mismo a uno de sus hombres para que investigue. El turco, de nombre Asarif, descubre que los saurios han sido aniquilados y los barrotes del conducto arrancados. El consejero ordena a algunos de sus soldados que sigan a Asarif a través del conducto y a otros que acudan rápido al estanque y, de paso, den la alarma.
       Ajeno a todo lo que sucede, Bayaceto sufre las consecuencias de su borrachera y gimotea reclamando la presencia de su esposa.
       Un grupo de otomanos descubre la barca de los fugitivos, pero, al ver a su señora con ellos, no se atreve a hacer uso de las ballestas, no sea que resulte herida. El Guerrero y sus camaradas saltan a tierra y se enfrentan a la partida. En otra parte del jardín, Muley Hassan dispone que los fieros perros de palacio sean soltados.

NOTAS:
            -Numeración en interior de la contraportada, 385.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Núm. 41. LOS SÓTANOS DEL PALACIO

Fecha de publicación: 13 -X - 1979.



"Ahora tengo que dejar contento al cerdo de Bayaceto, Li Chin. Procuraré ayudaros en cuanto gane su confianza." -Soraya.


       Soraya consigue que, pese a la oposición manifiesta de Muley Hassan, Bayaceto permita la libertad de movimientos del Guerrero del Antifaz. El sultán, sin embargo, dispone que Don Luis y Fernando continúen encerrados en un calabozo como garantía de las buenas intenciones del enmascarado.
       En la privacidad de sus aposentos Bayaceto quiere dar rienda suelta al deseo que siente por su esposa, pero ella se las apaña para hacerle beber sin medida hasta dejarle dormido.
       Llegada la hora de dar de comer a los prisioneros, dos gigantescos guardianes entran en la mazmorra que ocupan los amigos del Guerrero. Aun encadenados a la pared, los dos cristianos son lo suficientemente hábiles como para dejar inconscientes a los dos energúmenos y apoderarse de las llaves que abren sus grilletes.
       Li Chin encuentra las puertas de las habitaciones del enmascarado custodiadas por dos hombres del desconfiado Muley Hassan que no le permiten la entrada a pesar de que, en teoría, nuestro héroe no es un prisionero sino un huésped.
       Preocupado por la suerte de sus amigos, el Guerrero no consigue conciliar el sueño. De pronto, se abre una puerta secreta en la pared y entra Soraya. La sultana le informa de que va a ayudarle a escapar y viene a despedirse.
       Muley Hassan busca de algún modo desacreditar a Soraya ante los ojos de su señor para que deje de influir en él. Se introduce en un aposento contiguo al de los sultanes y a través de una mirilla secreta espía el dormitorio de los mismos por si descubre algo que pueda interesarle. Advierte, entonces, la ausencia de la favorita en el lecho conyugal donde Bayaceto duerme la borrachera.
       Li Chin accede finalmente a las habitaciones del Guerrero tras salvar una peligrosa cornisa que recorre la fachada exterior del edificio y entrar por una ventana. Contrariada y celosa, descubre la presencia de Soraya en las dependencias del enmascarado. La esposa de Bayaceto, que, en el fondo, desea apartar a la oriental de la compañía del cristiano, arguye que lo mejor que puede hacer ésta es permanecer con ella hasta que surja la ocasión de reunirse más tarde con su amigo.
       Muley Hassan se huele que la sultana está en los aposentos del Guerrero y llama a su puerta. Temiendo que el pasaje secreto por donde entrara haya sido descubierto y esté vigilado, Soraya abandona rápidamente la habitación en compañía de Li Chin. Utiliza para ello la misma ventana y la misma cornisa por la joven llegara. Cuando el enmascarado abre al consejero, llegan dos soldados avisando de la fuga de Don Luis y Fernando. Muley Hassan ordena su muerte, lo que impele a nuestro héroe a actuar. Abriéndose paso corre hacia las mazmorras en ayuda de sus amigos. Muley ya ha encontrado la excusa que buscaba para acabar con la vida del enmascarado.
       Una vez en los sótanos donde se hallan los calabozos, el Guerrero se encuentra con Li Chin, que le trae su espada. Soraya se la ha dado cuando ambas mujeres se han enterado de la fuga de los prisioneros.
     
COMENTARIOS:
               -Conociendo a Soraya, podemos imaginarnos la clase de "despedida" que tenía reservada para nuestro héroe. A pesar de que en varias ocasiones ha manifestado la amistad que siente por Li Chin, lo cierto es que se las procura para que el Guerrero y ella no permanezcan juntos más tiempo del necesario. Ambas son rivales y emplean todos las artimañas que tienen a mano para asegurarse las atenciones del enmascarado
               -Numeración en interior de la contraportada, 384.
         

Núm. 40. EL REGRESO DE LA SULTANA

Fceha de publicación: 6 - X - 1979.




       Los otomanos se disponen a capturar a los naufragados Don Luis y Fernando, desatándose una refriega durante la cual el antiguo escudero del Guerrero del Antifaz queda inconsciente por un golpe de remo recibido en la cabeza. El conde de los Picos pone fuera de combate a sus atacantes y, apoderándose de la barca de estos últimos, resuelve volver a la playa; pues, con su compañero en ese estado, resulta imposible seguir con sus propósitos de intentar rescatar al enmascarado. Pero otras barcas le rodean y se ve obligado a rendirse. Los dos prisioneros son encerrados junto a su amigo del antifaz en la sentina del barco capitaneado por "Garfio" Chamul, donde Soraya en persona cura la herida de Fernando.
       En otro lugar del navío, dos otomanos se introducen en el camarote de Li Chin con la nada caballerosa intención de abusar de ella. La muchacha da buena cuenta de ambos y abandona la cabina. Fuera se ve rodeada por un grupo aún mayor de hombres que, como los otros dos, tampoco parecen albergar buenos propósitos. En ese preciso momento Soraya sube a cubierta y, viendo la situación apurada en la que se encuentra la oriental, sale en su ayuda y ordena que nadie moleste a la que se supone es su sirviente.
       Mientras tanto, en el castillo de Roca, la noticia de la captura de nuestros amigos, es recibida con muestras de pesar y desesperación. Ana María no puede soportar las terribles nuevas y se desmaya. Nora la curandera se apresta a atenderla, y comprueba con tristeza la solicitud con la que Ramiro, a quien ama, sigue tratando a la condesa.
       La escuadra turca llega sin contratiempos al puerto de Esmirna, en cuyo palacio el sultán Bayaceto recibe a su esposa tras despedir a una de sus amantes, Amilia. El consejero, Muley Hassan, que quiere sembrar cizaña entre él y la sultana, le aconseja que no sea blando con ella. Pero experta en esas lides, Soraya da la vuelta a la situación y engatusa a su esposo, al que convence de que el Guerrero del Antifaz no sólo no la retenía en España, sino que, además, la liberó del capitán Ben Jerifaz, que la había secuestrado, e iba a ayudarla a regresar a Turquía.
       Bayaceto ordena traer ante su presencia al cristiano del antifaz, quien, convencido de que la escuadra española no dejará sin castigo la visita de los otomanos, le advierte que con su actitud puede que haya provocado una guerra. Muley Hassan se muestra desafiante, asegurando que si tal cosa sucediera, los cristianos serían "bien" recibidos. Nuestro héroe pronto se da cuenta de que el insidioso consejero es realmente quien está detrás de las decisiones tomadas por el sultán.

COMENTARIOS:

               -Episodio en el que Gago mezcla con gran habilidad la acción, el drama y la comedia. El autor dota de indudables elementos cómicos la escena en la que Soraya manipula a su esposo y se hace perdonar por este. Es otro ejemplo que desmiente la extendida creencia de que el humor no tenía cabida en las historias urdidas por el autor, al que muchos acusan de ser excesivamente serio en el tratamiento de sus argumentos.
                -Numeración en el interior de la contraportada, 383.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Núm. 39. TENAZ RESISTENCIA

Fecha de publicación: 29 - IX - 1979.



       Omarif, es el hombre de "Garfio" Chamul que suplanta al Guerrero del Antifaz en el canje por Soraya. Li Chin se da cuenta enseguida del engaño y así se lo hace saber a la sultana, junto a la cual decide embarcarse, como supuesta esclava, con la intención de averiguar en qué barco está prisionero el hombre al que ama.
       Don Luis y Fernando comienzan a sospechar que algo no anda bien, cuando ven que la oriental se marcha con los invasores sin dar explicación alguna.
       Mientras las dos mujeres son llevadas en una barca a una de las naves de la escuadra otomana, el verdadero Guerrero se libera de sus ataduras e intenta abrirse paso entre sus captores. En la orilla, su suplantador ordena la retirada de las tropas cristianas con la excusa de que los atacantes son más numerosos, pero Don Luis le acusa de actuar como un cobarde. "Garfio" Chamul y otros capitanes aprovechan el momento para atacar por sorpresa. Descubierto el engaño, el conde de los Picos se enfrenta personalmente con Omarif.
       El auténtico enmascarado consigue saltar al mar pero, alcanzado en la cabeza por una maza arrojada con puntería infalible por un tal Gabul, se hunde en las aguas. Omarif cae muerto bajo el acero de Don Luis, mientras Fernando arenga a los soldados cristianos que defienden la playa. Cumplida la misión que les encargó Bayaceto de recuperar a su favorita, "Garfio" y Boguro inician la retirada, cubiertos por los suyos.
       El líquido elemento reanima al aturdido Guerrero, que asciende a la superficie para descubrir que Soraya y Li Chin son llevadas en una de las barcas enemigas. Al verle, la oriental se tira al mar para reunirse con él. La sultana duda un momento en hacer lo mismo, y pierde la ocasión. El cristiano y su amiga nadan hacia la orilla, pero se cruzan con el bote de "Garfio", cuyo segundo, Boguro, se arroja a las aguas dispuesto a acabar con el cristiano de una vez. Los dos hombres se enzarzan en una violenta pelea, que termina cuando nuestro héroe, al salir a la superficie para tomar aire, lo hace tan cerca de la barca, que se ve hostigado por varios turcos a la vez. Apresado el enmascarado, Li Chin corre la misma suerte.
       En la orilla, los últimos otomanos que cubrían la retirada de sus compañeros, abandonan suelo español y regresan a sus naves. Don Luis y Fernando se apoderan de uno de los botes y reman con la intención de auxiliar a su camarada del antifaz, pero pronto son alcanzados por una bala de cañón enemiga.

NOTAS:
             -Otro entretenido episodio en el que Gago vuelve a hacer gala de una maestría insuperable a la hora de desarrollar escenas de acción trepidante, de las que debería tomar nota todo autor que pretenda recoger el testigo del vallisoletano en la creación de nuevas historias del enmascarado.
             -Numeración en interior de la contraportada, 382.