lunes, 9 de febrero de 2015

Núm. 26. EN BUSCA DE LI CHIN

Fecha de publicación: 30 - VI - 1979.



          "La iglesia no acepta el suicidio...Tampoco matar a un niño inocente, por impuro y bastardo que sea (...) Todo se arreglará si venís a mi pequeño convento..." -Monseñor Cicuta a Ana María.




      El Guerrero del Antifaz y Sandra entran en el poblado pirata de la isla llevando como prisionero al maniatado Akarin. El enmascarado pretende que el berberisco le ordene a sus hombres que vayan en busca de Poulo y Li Chin, y de una barcaza con la que poder abandonar el lugar. Los piratas se burlan de su humillado jefe y no parecen muy dispuestos a acatar sus órdenes.
      Entretanto, Poulo lleva a Li Chin a una casucha apartada en la que planea hacer tiempo hasta que caiga la noche y se apodere de una barca. Como no se fía de la belicosa joven, no le desata las manos ni para que pueda comer con comodidad. Una vez satisfecha el hambre, Poulo la lleva al dormitorio de la casa con intención de mantener relaciones sexuales con ella, pero Li Chin se resiste como puede hasta que su captor consigue dominarle.
      Justo en ese momento, la esposa del pirata a quien Poulo malhiriera se presenta en la habitación y le clava un machete en la espalda al griego, que se desploma sobre la cama, aparentemente sin vida. La musulmana, viendo que puede hacer negocio con Li Chin, decide entregarla a los piratas a cambio de una suma de dinero. La oriental echa a correr y , aprovechando que la mujeruca le ha arrojado el machete sin alcanzarla, corta sus ligaduras con el arma y deja fuera de combate a su agresora propinándole una serie de golpes.
      Mientras el Guerrero y Sandra aguardan a que se cumplan sus peticiones, los berberiscos les acechan amenazadoramente ocupando las calles y los tejados de las casas. Akarin, deseoso de recuperar el respeto de los suyos, sorprende al cristiano dándole una patada. Los piratas se lanzan entonces sobre el enmascarado y su compañera, quienes defienden cara su vida.
     Li Chin se dispone a ir en busca del Guerrero, cuando Poulo aparece en la puerta de la casa y le ruega que no le abandone. La joven siente piedad por él y, acostándole, atiende lo mejor que puede la herida mortal del griego. Fuera, la musulmana se ha recobrado de los golpes recibidos y se encamina hacia el poblado para denunciar a los dos intrusos.
      Los hombres de Akarin cortan las cuerdas que atan a su jefe y le arengan para que de cuenta del enmascarado; pero el cabecilla berberisco le teme demasiado y, desoyéndoles, se aviene a pactar una tregua de no agresión con su enemigo. Antes  de que los piratas se lo piensen mejor, el Guerrero y Sandra parten en busca de Li Chin, a quien encuentran poco después ayudando a caminar a Poulo. El griego teme que si se queda solo y herido en la isla los berberiscos le maten; pero en cuanto ve al cristiano desenfunda el cuchillo no estando dispuesto a que le quiten a Li Chin.
      En España, en el condado de Roca, Ramiro mejora rápidamente de sus heridas, gracias a los cuidados que recibe de Ana María y sus amigos. Monseñor Cicuta visita el castillo para entrevistarse con la condesa, a la que con supuestas buenas intenciones intenta convencer de que lo mejor para todos es que se retire con él a su pequeño convento a hacer penitencia y tenga allí al hijo bastardo que espera.
      Ramiro, que escucha la conversación detrás de unas cortinas, no aguanta más las palabras del monje y sale de su escondite para increparle y acusarle de falsario.

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                    -Numeración en interior de la contraportada, 369.
 

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