miércoles, 23 de diciembre de 2015

Núm. 30. CONJURA DE FALSARIOS

Fecha de publicación: 28 - VII - 1979.




"Soraya ha jugado con el sultán...conmigo...y también contigo, no lo olvides." -Ben Jerifaz al Guerrero.



       El Guerrero del Antifaz y Li Chin ponen rumbo a Esmirna en la nave capturada a Ben Jerifaz, acompañados por un grupo de soldados españoles que se encargan de vigilar con suspicacia a los prisioneros otomanos que la tripulan.
       Bajo cubierta, un encadenado Jerifaz pide al guerrero enmascarado que le suelte las manos para poder comer con comodidad. El turco afirma que si le entrega a Bayaceto, el sultán ordenará su muerte por haber secuestrado a su favorita. La conversación se agría por momentos y nuestro héroe decide volver a encadenar a su prisionero. En eso, Soraya baja a la sentina y aconseja al cristiano que tenga bien sujeto al celoso capitán, pues puede llegar a resultar peligroso. Sin embargo, cuando el Guerrero le da la espalda para asegurar las cadenas del turco, Soraya le golpea con una barra de hierro. Jerifaz aprovecha que todavía está libre para coger un taburete y romperlo sobre la cabeza de su rival. Nuestro héroe se desploma inconsciente, y cuando el capitán otomano se dispone a matarle con una daga, la sultana se lo impide, pues planea llevarlo a Esmirna como esclavo.
       Mientras ella permanece junto al cristiano, que ha sido encadenado, Jerifaz sube a cubierta y arenga a sus hombres para que se rebelen contra los soldados que les vigilan. Los turcos amenazan con asesinar al Guerrero si no se rinden; pero los cristianos no confían en que sus vidas sean respetadas una vez depongan las armas. Jerifaz les promete que pueden abandonar la nave en una chalupa y agarrados a algunos objetos flotantes, y terminan por claudicar.
       Cuando nuestro héroe recupera el conocimiento, Soraya le confiesa que no quiere regresar junto a su esposo, ya que teme que Bayaceto no se fíe ya de ella; ni tampoco desea permanecer al lado de Jerifaz. Lo que pretende es que el enmascarado se la lleve con él.
       En ese momento aparece Li Chin dispuesta a apuñalar a la sultana, pero el Guerrero le ordena que no lo haga y le libere de los hierros que le aprisionan. Una vez suelto, sube a cubierta, y, al verle, Jerifaz malinterpreta que ha sido su amada quien le ha quitado las cadenas.
       En España, los falsos inquisidores que dejaran inconsciente a Ramiro, deciden dejarle con vida y llevarlo, junto a Adolfito, ante su jefe. Ana María ya ha sido conducida ante la presencia del siniestro Cicuta, quien, para atemorizarla y confundirla, la encierra en una celda donde la condesa, supuestamente, hará penitencia hasta que su esposo regrese. También le dice que él le ayudará a que el hijo que espera no nazca; lo que deja espantada a Ana María, que, a estas alturas, está arrepentida de haber pensado en abortar en un momento dado.
       Mientras tanto, Don Luis y Fernando rescatan del mar a los españoles que se habían visto obligados a bandonar el barco de Ben Jerifaz. Informados de lo sucedido, prosiguen a toda vela para socorrer a su amigo.
       En la nave otomana, el enmascarado y Li Chin luchan contra Jerifaz y los suyos. Soraya ordena al capitán que no haga daño a la pareja, pero el celoso turco no acata sus órdenes y le asegura que a partir de ese momento será él quien mande sobre ella. Como sabe que no puede con el Guerrero, Jerifaz hace que uno de sus hombres arroje a Li Chin por la borda. Nuestro héroe adivina que su enemigo pretende librarse de su presencia en el barco obligándole a lanzarse al mar para socorrer a la muchacha. El enmascarado así lo hace, y, una vez reunido con su amiga, se aleja a nado junto a ella hacia el barco de Don Luis y Fernando que se aproxima. Jerifaz ordena hacer fuego con los cañones contra el Guerrero, pero Soraya se interpone en sus planes tirándose también al mar. Temeroso de la reacción de Bayaceto si la sultana resulta herida, el turco anula la orden dada.

COMENTARIOS:

               -Episodio un tanto inconsistente en el que el doble juego que la voluble Soraya se trae con el Guerrero y Ben Jerifaz resulta excesivamente rebuscado cuando no incomprensible. La sultana tan pronto parece pensar una cosa como al momento tener en mente otra. Aunque es caprichosa por naturaleza, su proceder llega a desconcertar al lector tanto o más que a nuestro héroe o a Jerifaz.
               -La trama de Cicuta y los falsos inquisidores tampoco queda bien hilvanada después de los cambios que Gago tuvo que hacer por imposición de Valenciana, que censuró la portada y el título mismo del episodio.
               -Numeración en interior de la contraportada, 373.

EN ESTA IMAGEN TOMADA DEL BLOG "VOTO A BRÍOS", PODEMOS OBSERVAR LOS CAMBIOS QUE GAGO SE VIO OBLIGADO A EFECTUAR POR IMPOSICIÓN DEL EDITOR. "LA INQUISICIÓN EN MARCHA", TÍTULO ORIGINAL DEL CUADERNO, FUE SUSTITUIDO POR OTRO; Y LAS CRUCES QUE ADORNABAN LOS CASCOS Y ROPAS DE LOS INQUISIDORES DESAPARECIERON SIN DEJAR RASTRO. PARADÓJICO QUE UN TEBEO QUE PRETENDÍA CRITICAR TAN NEFANDA INSTITUCIÓN COMO FUE EL SANTO OFICIO...¡ACABASE VÍCTIMA DE LA CENSURA  INQUISITORIAL DE LA EDITORIAL QUE LO PUBLICABA!

lunes, 7 de diciembre de 2015

Núm. 29. RAMIRO Y ANA MARÍA

Fecha de publicación: 21 - VII - 1979.




      Soraya: -Yo aliviaré tus penas durante el regreso, Guerrero amigo.
     Guerrero del Antifaz -¿Quieres que te encierre también como a Jerifaz?



     Al advertir la situación en la que se encuentra su capitán, los otomanos de la nave no hundida abordan el barco cristiano, cuyos tripulantes ofrecen una feroz resistencia con Don Luis y Fernando a la cabeza. Mientras tanto, el Guerrero del Antifaz salva de morir ahogada a Soraya; la cual, a pesar de estar furiosa con Ben Jerifaz porque se la llevó de palacio y la embarcó junto a él a la fuerza, demuestra,una vez más, su generosidad y perdona a su enamorado captor.
     Desmoralizado y a instancias del enmascarado, el turco ordena a los suyos que depongan las armas y se rindan. Los hombres que acompañan a nuestro héroe y sus amigos piensan que lo más apropiado es devolver a Soraya a su esposo Bayaceto II, con la esperanza de que tal gesto redunde en beneficio de las relaciones entre España y el sultanato. El Guerrero considera primordial estar a buenas con Bayaceto y resuelve demorar su regreso al hogar y dirigirse a Esmirna en la nave capturada, mientras Don Luis y Fernando continúan viaje hacia la patria con el encargo de tranquilizar a Ana María. Sin embargo, la pareja no cumple con sus deseos y le siguen de lejos, pensando que más adelante podría necesitarles.
     Soraya no pierde el tiempo y, enseguida, trata de seducir a nuestro héroe, despertando los celos de Li Chin.
     En el condado de Roca, Ana María acepta la propuesta que le hace Ramiro de poner tierra de por medio, alejándose del peligro que representa Cicuta, y pasar unos días en su casa del monte, junto a su madre y su hermana. Sarita no ve con buenos ojos semejante plan, pero su amiga acepta encantada, pues cree que una temporada lejos del castillo, en plena naturaleza, puede venirles bien tanto a ella misma como a Adolfito.
     Casi de incógnito emprenden el viaje, pero tienen la mala suerte de cruzarse con los hombres de Cicuta, quienes les conminan a entregarse. La condesa, creyendo que, de veras, son inquisidores, está dispuesta a hacerlo para evitar problemas mayores a su sirviente. Pero el escudero sospecha de ellos por el modo de conducirse, y está seguro de que no son más que unos malhechores disfrazados. Se entabla una lucha feroz durante la cual uno de los bandidos se apodera de Ana María y huye con ella al galope. Otro, viendo que no hay manera de acabar con Ramiro, amenaza con degollar a Adolfito si el escudero no se rinde. En semejante trance, Ramiro no puede evitar que uno de los rufianes le ataque por la espalda y le golpee con una maza. Parece que nada va a poder evitar que sus enemigos le rematen.


COMENTARIOS:

               -La cara de alegría que pone Li Chin cuando el Guerrero decide poner rumbo a Esmirna y no proseguir viaje hacia España se desvanecerá, poco después, cuando sea testigo de las insinuaciones se Soraya hacia el enmascarado.
               -Numeración en interior de la contraportada, 372.
   
  






miércoles, 2 de diciembre de 2015

Núm. 28. PIRATAS DE AKARIN

Fecha de publicación: 14 -VII- 1979.



     "¡Sí, ella  [Sandra] expiró entre mis manos llamándote a tí, maldito!"  -Josuef.



       Aunque, en un principio, los piratas se muestran reacios a desvelar el nombre del asesino de Sandra, presionados por su enfurecido jefe Akarin y el encolerizado hasta el límite, Guerrero del Antifaz, terminan por delatar a un tal Josuef. Este último, al verse descubierto, huye a todo correr, pero nuestro héroe le sale al paso y acaba con su vida, vengando la muerte de su amiga.
       El enmascarado y Li Chin se sienten culpables por haber dejado sola a Sandra en semejante trance; si bien ninguno de los dos había llegado a sospechar que todo acabaría trágicamente para la otomana.
       Akarin sugiere un pacto de no agresión entre los piratas de las Chafarinas y los españoles. A pesar de no agradarle mucho la idea de hacer un trato con semejantes delincuentes, el enmascarado accede a ello.
       En ese momento, la nave en la que viajan Don Luis y Fernando se acerca a la isla  principal con la intención de dar una buena lección a esos piratas que asolan las costas y los navíos de España; pero el Guerrero se muestra a sus amigos y embarca inmediatamente con ellos. Sus camaradas están felices de verle, mas él les reprocha que se hubieran dejado engañar por el impostor, ya que las consecuencias de tal engaño han resultado terribles para su esposa. De todos modos, ahora se muestra dispuesto a regresar junto a ella y aceptar la llegada del niño que espera. Li Chin siente que está a punto de perder al hombre que ama y sufre en su interior.
       Mientras tanto, Cicuta y sus hombres regresan al convento que les sirve de refugio. Ni él es el monje que pretende ser ni ellos son inquisidores de verdad, sino una banda de malhechores que cometen sus fechorías amparados en los hábitos que han usurpado. El verdadero monje está bajo tierra, y su suplantador planea secuestrar con engaños a la condesa de Torres  y pedir un fuerte rescate por ella. Cicuta envía a sus disfrazados sicarios al castillo, confiando en que sus falsos uniformes les franqueen el camino hasta su víctima.
       Ana María rechaza la oferta de Sarita de refugiarse en su casa, pero esa noche su sueño se ve turbado por extrañas pesadillas en las que su esposo (o, tal vez, el impostor que la violara) se ríe de ella  y el monje Cicuta la acecha.
       El barco en el que nuestros amigos retornan al hogar tiene un encuentro con dos naves otomanas procedentes de Esmirna a cuyo mando está el capitán Ben Jerifaz, el antiguo amante de la sultana Soraya. Gracias a las indicaciones del enmascarado, que sugiere colocar el navío español entre los dos barcos turcos y disparar los cañones de babor y estribor, las embarcaciones enemigas resultan seriamente dañadas. Viendo que su nave se hunde, Ben Jerifaz y sus hombres saltan a la de los españoles. El Guerrero y el otomano se enfrentan en un duelo feroz en el que el segundo resulta desarmado. Dispuesto a morir a manos del cristiano del antifaz, pide a éste que antes auxilie a su señora Soraya, que viajaba en el barco que se hunde.


COMENTARIOS:


              -Como muchos sabrán a estas alturas, en un principio, Gago quería servirse de la figura de monseñor Cicuta para criticar y denunciar las injusticias cometidas por una institución de tan mala fama como la Inquisición española. Pero el rancio editor de Valenciana se opuso tajantemente a ello, obligando a nuestro sufrido autor a cambiar el argumento, haciendo de Cicuta y sus inquisidores unos suplantadores. La historia resultante adolece de cierta verosimilitud, ya que sería muy improbable que unos facinerosos pudieran sustituir a unos cargos eclesiásticos sin que nadie lo advirtiera. Tampoco queda claro si Cicuta es el vitriólico nombre del verdadero inquisidor o el del hombre que se hace pasar por él. De todos modos, y sabiendo los propósitos reales de Gago, podemos hacernos una idea de por dónde podrían haber seguido los derroteros de la historia.
             -Numeración en interior de la contraportada, 371.
     



       

lunes, 9 de febrero de 2015

Núm. 27. LAS DOS RIVALES

Fecha de publicación: 7 - VII - 1979.




      Poulo no tiene ocasión de enfrentarse con el Guerrero del Antifaz, ya que, a consecuencia de la herida mortal que le infligiera la musulmana, se derrumba en el suelo y muere en brazos de Li Chin, no sin antes pedirles perdón a todos.
     En el condado de Roca, Ramiro acusa al monje Cicuta de no representar a la verdadera Iglesia y le insta a marcharse o, de lo contrario, le arrojará al foso. Montando en cólera, el eclesiástico amenaza con quemarle vivo por blasfemo en ese mismo momento, pero Ana María interviene a favor del escudero asegurando que nadie le tocará un pelo. Cicuta les hace saber que cuenta con amigos inquisidores a los que puede recurrir si se oponen a él, y abandona el castillo con los hombres que le acompañan.
      Sabedora de las terribles amistades del monje, Sarita ofrece refugio en sus posesiones a Ana María; pero la condesa prefiere esperar en su castillo la suerte que le tenga reservada el destino. Convencida de que no es culpable de ningún delito está dispuesta, ahora, a tener el hijo que espera. El fiel Ramiro se ofrece a protegerla contra todos, y Sarita ve con preocupación cómo la situación se va complicando por momentos.
      En la isla mayor de las Chafarinas, a Li Chin y Sandra les cuesta cada vez más disimular su rivalidad y no paran de discutir por el Guerrero, que les pide que le ayuden a enterrar al malogrado Poulo.
      En el poblado, los piratas, descontentos con la jefatura de Akarin, pretenden deponerle por la fuerza de las armas y elegir un nuevo líder. Desde un altozano nuestro héroe contempla cómo los isleños combaten entre sí sin adivinar los motivos. Li Chin y Sandra eligen ese momento para dirimir sus diferencias en un duelo a espada. Las dos mujeres se acometen con fiereza hasta que el  hombre objeto de su enfrentamiento las sorprende y amonesta con severidad.
      Akarin se impone finalmente a sus hombres y conserva la jefatura. Planea sellar un pacto con el cristiano, convencido de que éste puede influir para que los barcos españoles que merodean cerca de las islas las respeten y no lancen ataques contra ellas. Los piratas y su cabecilla se reúnen con el enmascarado y sus compañeras; y, aunque no tienen nada en contra de Li Chin, sí lo tienen contra Sandra, que al ser expulsada por los berberiscos se llevó en uno de sus barcos su tesoro. Están decididos a matarla, y Akarin no se ve capaz de contenerlos; mas el Guerrero no va a permitirlo en absoluto.
     Li Chin ve llegada la hora de librarse de su rival y propone a los piratas que, en lugar de matarla, la hagan su esclava y se porten con ella "como hombres". Sandra no tiene intenciones de servir de diversión a esos hombres y echa a correr dejando claro que piensa darles trabajo si quieren cogerla. El enmascarado amenaza con matar a quien ose herirla, pero ella le pide que no intervenga, y Akarin y Li Chin restan importancia al asunto diciendo que Sandra tal vez encuentre al hombre de su vida entre el grupo que la persigue; sin embargo, nuestro héroe no se queda tranquilo.
      Los piratas ceden una casa a sus nuevos aliados. Agotado, el Guerrero se acuesta para descansar. Tiene pensamientos para su esposa Ana María, pero Li Chin, tomando la iniciativa y quizás aprovechándose de la debilidad de su amigo, le despoja de la ropa y se introduce en la cama con él.
     Preocupado por lo que pueda ocurrirle a Sandra, el cristiano abandona el lecho y recorre la isla en busca de la capitana otomana. Interroga a varios piratas, pero todos afirman ignorar dónde pueda estar la mujer. Por fin la halla muerta; destrozada tras defenderse como una leona. Con lágrimas en los ojos, le da sepultura y, lleno de rabia, se dispone a averiguar quién ha cometido ese crimen.
     En ese preciso momento, un navío español, fuertemente armado, se acerca a las Chafarinas. En él viajan Don Luis y Fernando, los amigos del Guerrero.
   

COMENTARIOS:

               -Desconcierta bastante la pasividad con la que nuestro protagonista se conduce en este episodio. Si bien es cierto que los piratas prometen no hacer daño a Sandra y sólo "jugar" con ella, y que la otomana le pide que no intervenga, el Guerrero del Antifaz de antaño jamás habría permitido que un grupo de peligrosos rufianes diese caza a una mujer que, en el mejor de los casos, podría acabar siendo violada y, en el peor, asesinada (como, de hecho, sucederá). Tal vez Gago pretendiera humanizar al personaje haciéndole cometer errores como el presente, pero termina provocando la frustración del lector, que no reconoce el comportamiento de su héroe.

                -Como otras veces, la escena de cama resulta un tanto ambigua, de manera que no sabemos con certeza si el Guerrero ha hecho el amor con Li Chin o ha abandonado el lecho sin que haya sucedido nada entre ellos. Sigue habiendo una cierta timidez  a la hora de presentar los episodios extraconyugales del enmascarado, quedando todo envuelto en un halo de ambigüedad que sanciona cualquiera de las dos interpretaciones que puedan hacerse del asunto.

                -Numeración en interior de la contraportada, 370.
PERO, ¿HA HABIDO TEMA O NO?

Núm. 26. EN BUSCA DE LI CHIN

Fecha de publicación: 30 - VI - 1979.



          "La iglesia no acepta el suicidio...Tampoco matar a un niño inocente, por impuro y bastardo que sea (...) Todo se arreglará si venís a mi pequeño convento..." -Monseñor Cicuta a Ana María.




      El Guerrero del Antifaz y Sandra entran en el poblado pirata de la isla llevando como prisionero al maniatado Akarin. El enmascarado pretende que el berberisco le ordene a sus hombres que vayan en busca de Poulo y Li Chin, y de una barcaza con la que poder abandonar el lugar. Los piratas se burlan de su humillado jefe y no parecen muy dispuestos a acatar sus órdenes.
      Entretanto, Poulo lleva a Li Chin a una casucha apartada en la que planea hacer tiempo hasta que caiga la noche y se apodere de una barca. Como no se fía de la belicosa joven, no le desata las manos ni para que pueda comer con comodidad. Una vez satisfecha el hambre, Poulo la lleva al dormitorio de la casa con intención de mantener relaciones sexuales con ella, pero Li Chin se resiste como puede hasta que su captor consigue dominarle.
      Justo en ese momento, la esposa del pirata a quien Poulo malhiriera se presenta en la habitación y le clava un machete en la espalda al griego, que se desploma sobre la cama, aparentemente sin vida. La musulmana, viendo que puede hacer negocio con Li Chin, decide entregarla a los piratas a cambio de una suma de dinero. La oriental echa a correr y , aprovechando que la mujeruca le ha arrojado el machete sin alcanzarla, corta sus ligaduras con el arma y deja fuera de combate a su agresora propinándole una serie de golpes.
      Mientras el Guerrero y Sandra aguardan a que se cumplan sus peticiones, los berberiscos les acechan amenazadoramente ocupando las calles y los tejados de las casas. Akarin, deseoso de recuperar el respeto de los suyos, sorprende al cristiano dándole una patada. Los piratas se lanzan entonces sobre el enmascarado y su compañera, quienes defienden cara su vida.
     Li Chin se dispone a ir en busca del Guerrero, cuando Poulo aparece en la puerta de la casa y le ruega que no le abandone. La joven siente piedad por él y, acostándole, atiende lo mejor que puede la herida mortal del griego. Fuera, la musulmana se ha recobrado de los golpes recibidos y se encamina hacia el poblado para denunciar a los dos intrusos.
      Los hombres de Akarin cortan las cuerdas que atan a su jefe y le arengan para que de cuenta del enmascarado; pero el cabecilla berberisco le teme demasiado y, desoyéndoles, se aviene a pactar una tregua de no agresión con su enemigo. Antes  de que los piratas se lo piensen mejor, el Guerrero y Sandra parten en busca de Li Chin, a quien encuentran poco después ayudando a caminar a Poulo. El griego teme que si se queda solo y herido en la isla los berberiscos le maten; pero en cuanto ve al cristiano desenfunda el cuchillo no estando dispuesto a que le quiten a Li Chin.
      En España, en el condado de Roca, Ramiro mejora rápidamente de sus heridas, gracias a los cuidados que recibe de Ana María y sus amigos. Monseñor Cicuta visita el castillo para entrevistarse con la condesa, a la que con supuestas buenas intenciones intenta convencer de que lo mejor para todos es que se retire con él a su pequeño convento a hacer penitencia y tenga allí al hijo bastardo que espera.
      Ramiro, que escucha la conversación detrás de unas cortinas, no aguanta más las palabras del monje y sale de su escondite para increparle y acusarle de falsario.

      COMENTARIOS:

                    -Numeración en interior de la contraportada, 369.
 

martes, 20 de enero de 2015

Núm. 25. AKARIN


Fecha de publicación: 23 - VI - 1979.

      Entre los berberiscos que se lanzan sobre el Guerrero del Antifaz y Sandra se encuentra su nuevo cabecilla, el temible Akarin. Con él al frente, los piratas habían expulsado de las Islas Chafarinas a los corsarios otomanos y les habían obligado a poner rumbo a Esmirna. Los turcos, empero, no se habían ido con las manos vacías, ya que al zarpar se llevaron el tesoro de los isleños.
     Perseguida por Poulo, Li Chin se tropieza, por casualidad, con nuestro héroe y sus atacantes, y se apresta a ayudar al objeto de su amor. Akarin es objeto de las burlas de sus hombres cuando la muchacha le hace morder el polvo de una patada. Para no ser menos, Sandra se mete de lleno en la contienda, manejando la espada con destreza. Y, si bien, Poulo se resiste en un primer momento a intervenir en apoyo del cristiano y sus amigas, finalmente, lo hace para evitar que la mujer que ama corra peligro.
      Superados por el cuarteto, los piratas se retiran momentáneamente en espera de una ocasión mejor. Por su parte, el enmascarado y sus compañeros se refugian en una de las cuevas deshabitadas que horadan la isla. Oculto detrás de unas rocas, Akarin se recobra de la pelea mientras les ve alejarse; el cabecilla pirata está decidido a perseguirles hasta el fin.
      Li Chin desconfía de Sandra y Poulo y así se lo hace saber al Guerrero, quien no cree que la otomana albergue malas intenciones hacia ellos. Sin embargo, mientras reponen fuerzas, Sandra, que hace guardia con el griego, anima a este último a que se lleve a la oriental, pero Poulo teme al enmascarado y se muestra vacilante. No soportando tanta quietud, la capitana corsaria sale a hacer una ronda por las proximidades de la cueva. Momentos después se le oye gritar pidiendo socorro.
      El Guerrero, que aún entre sueños permanece vigilante, corre en su auxilio dejando en la caverna a Li Chin y su poco de fiar admirador. Sandra ha sido atacada por Akarin y ahora yace,  inconsciente, a su merced. Viendo que el cristiano del antifaz se acerca, el pirata planea sorprenderle por detrás y arrojarle una piedra grande y pesada desde una altura del terreno, pero el suelo cruje bajo sus pies y su pretendida víctima, alertada por el ruido, le descubre y consigue esquivar el proyectil. Como resultado de la pelea que, a continuación, se entabla entre ellos, el jefe berberisco cae derribado sin sentido.
      Poulo aparece en ese momento y, fingiendo que acude en ayuda del enmascarado, golpea a este a traición con un palo y lo deja sin conocimiento. Luego, maniata por sorpresa a Li Chin y se la lleva por la fuerza. Cuando Sandra y el Guerrero vuelven en sí, la primera apremia al segundo para que busquen un lugar donde esconderse, pero su compañero prefiere obligar al recién despertado Akarin a que les facilite una barcaza con la que poder abandonar la isla.


COMENTARIOS:

              -Numeración en interior de la contraportada, 368.

         

           


 

lunes, 12 de enero de 2015

Núm. 24. PIRATERÍA SALVAJE

Fecha de publicación: 16 - VI - 1979.


      Durante la refriega con los turcos, el capitán Garcilaso cae muerto tras hacer frente a varios enemigos. Mientras el Guerrero del Antifaz se bate con Bofarul en la cubierta, un marinero cristiano, que ha sido mortalmente herido,  prende fuego a la pólvora almacenada en la sentina del navío con la intención de llevarse por delante a todos.
      La terrible explosión hace que el barco se vaya a pique, arrojando al mar a los pocos supervivientes, entre los que se encuentran Sandra y el enmascarado, quienes logran mantenerse a flote agarrados a un madero.Sólo queda maniobrable una nave otomana, a la que Bofarul, otro de los que han salvado la vida, pretende subir. Pero los marineros que la gobiernan se niegan a echarle un cable, pues están decididos a quedarse para ellos el tesoro que transportan. A Bofarul no le queda más remedio que apañárselas solo, y, cogiéndose a un tablón, decide seguir a distancia al cristiano del antifaz y a su antigua capitana.
      Las corrientes marinas empujan a los náufragos  hacia las Islas Chafarinas, nido de piratas berberiscos. Li Chin y Poulo, son los primeros en arribar a las costas de la isla principal, donde una casucha aislada de la playa se presenta como un buen lugar en el que refugiarse. Pero la vivienda está habitada por un matrimonio y el griego no duda en acuchillar al propietario para tomar posesión del lugar. Li Chin aprovecha la ocasión y huye, mas pronto es alcanzada por su captor, del que se defiende empleando sus conocimientos en la lucha cuerpo a cuerpo. Mientras, al descubrir que su esposo ha sido herido, la dueña de la casa pide auxilio a gritos, delatando la presencia de intrusos en la isla.
      En España, Ana María, cuida a Ramiro, que quedó malherido cuando se enfrentó a "Máscara de Hierro". El escudero tiene momentos de lucidez alternados con períodos de fiebre durante los cuales delira, llamando a su amada condesa. Albadalejo, el físico, abandona el castillo contrariado porque Ana María está decidida a poner fin a su vida y a la del hijo que lleva en su vientre. El médico considera que la condesa blasfema al ponerse en contra de la ley de Dios y de sus designios. Por el camino, se encuentra con Monseñor Cicuta, un alto cargo eclesiástico que cabalga escoltado por varios caballeros de la Santa Hermandad. Informado por el físico de lo que sucede con su señora, Cicuta considera que quizás no sea mala idea lo que Ana María pretende llevar a cabo, pues piensa que, ante todo, se impone velar por los intereses del Guerrero del Antifaz, uno de los mejores validos de la cristiandad, que no debe verse salpicado por el escándalo de que su esposa vaya a darle un hijo que no es suyo .
      En otro lugar, el Guerrero y Sandra llegan a tierra firme, a la misma isla donde han recalado Li Chin y Poulo. Al descubrir que la otomana presenta síntomas de asfixia, el enmascarado le practica la respiración boca a boca. Sandra se despierta disfrutando de la situación, pero su alegría dura bien poco cuando advierte que los piratas del lugar les han descubierto y se abalanzan sobre ellos.

COMENTARIOS:

              -Resulta significativo que Sandra no vaya acompañada por su segundo, el capitán Todul, a quien parece haber sustituido el traidor Bofarul. Tal vez Gago estimase que el personaje ya no daba más de sí o que le resultase aburrido. No será la primera ni la última vez que el autor se olvide, consciente o inconscientemente, de  personajes que, en otros momentos, llegaron a ser protagonistas principales de la trama.

              -Numeración en interior de la contraportada, 367.