lunes, 7 de diciembre de 2015

Núm. 29. RAMIRO Y ANA MARÍA

Fecha de publicación: 21 - VII - 1979.




      Soraya: -Yo aliviaré tus penas durante el regreso, Guerrero amigo.
     Guerrero del Antifaz -¿Quieres que te encierre también como a Jerifaz?



     Al advertir la situación en la que se encuentra su capitán, los otomanos de la nave no hundida abordan el barco cristiano, cuyos tripulantes ofrecen una feroz resistencia con Don Luis y Fernando a la cabeza. Mientras tanto, el Guerrero del Antifaz salva de morir ahogada a Soraya; la cual, a pesar de estar furiosa con Ben Jerifaz porque se la llevó de palacio y la embarcó junto a él a la fuerza, demuestra,una vez más, su generosidad y perdona a su enamorado captor.
     Desmoralizado y a instancias del enmascarado, el turco ordena a los suyos que depongan las armas y se rindan. Los hombres que acompañan a nuestro héroe y sus amigos piensan que lo más apropiado es devolver a Soraya a su esposo Bayaceto II, con la esperanza de que tal gesto redunde en beneficio de las relaciones entre España y el sultanato. El Guerrero considera primordial estar a buenas con Bayaceto y resuelve demorar su regreso al hogar y dirigirse a Esmirna en la nave capturada, mientras Don Luis y Fernando continúan viaje hacia la patria con el encargo de tranquilizar a Ana María. Sin embargo, la pareja no cumple con sus deseos y le siguen de lejos, pensando que más adelante podría necesitarles.
     Soraya no pierde el tiempo y, enseguida, trata de seducir a nuestro héroe, despertando los celos de Li Chin.
     En el condado de Roca, Ana María acepta la propuesta que le hace Ramiro de poner tierra de por medio, alejándose del peligro que representa Cicuta, y pasar unos días en su casa del monte, junto a su madre y su hermana. Sarita no ve con buenos ojos semejante plan, pero su amiga acepta encantada, pues cree que una temporada lejos del castillo, en plena naturaleza, puede venirles bien tanto a ella misma como a Adolfito.
     Casi de incógnito emprenden el viaje, pero tienen la mala suerte de cruzarse con los hombres de Cicuta, quienes les conminan a entregarse. La condesa, creyendo que, de veras, son inquisidores, está dispuesta a hacerlo para evitar problemas mayores a su sirviente. Pero el escudero sospecha de ellos por el modo de conducirse, y está seguro de que no son más que unos malhechores disfrazados. Se entabla una lucha feroz durante la cual uno de los bandidos se apodera de Ana María y huye con ella al galope. Otro, viendo que no hay manera de acabar con Ramiro, amenaza con degollar a Adolfito si el escudero no se rinde. En semejante trance, Ramiro no puede evitar que uno de los rufianes le ataque por la espalda y le golpee con una maza. Parece que nada va a poder evitar que sus enemigos le rematen.


COMENTARIOS:

               -La cara de alegría que pone Li Chin cuando el Guerrero decide poner rumbo a Esmirna y no proseguir viaje hacia España se desvanecerá, poco después, cuando sea testigo de las insinuaciones se Soraya hacia el enmascarado.
               -Numeración en interior de la contraportada, 372.
   
  






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