miércoles, 22 de noviembre de 2017

Núm. 42. COCODRILOS HABRIENTOS

Fecha de publicación: 20 - X - 1979.



                          Li Chin: -¿Por qué has venido, Soraya?
                          Soraya: -Ya no puedo regresar con Bayaceto.


       El Guerrero del Antifaz y Li Chin se reúnen con Don Luis y Fernando, a los que ayudan a acabar con los otomanos que los hostigaban. Muley Hassan se dirige rápidamente a los sótanos y, al comprobar que los fugados se encuentran en cierto pasillo, acciona una palanca que hay en una de las paredes y hace descender una pesada reja que bloquea la salida. El grupo no pierde el tiempo y corre en dirección contraria buscando otro sitio por donde escapar; pero el consejero manipula una nueva palanca y, esta vez, el suelo cede bajo los pies del Guerrero y Don Luis, los cuales se precipitan a un foso con agua infestado de cocodrilos. Li Chin y Fernando, viendo el peligro que corren sus amigos, se lanzan ellos mismos a la trampa para auxiliarles. Todos juntos, exterminan a los hambrientos saurios traídos del Nilo, y, enseguida, nuestro héroe se sumerge en busca de alguna salida de aquel cubículo. Pronto descubre una especie de pequeño pasaje, protegido por unos barrotes de hierro.
       En sus aposentos, Soraya se esfuerza por despertar a Bayaceto del sopor etílico en el que se encuentra sumido para convencerlo de que deje en libertad al enmascarado y sus compañeros. En el preciso momento en que el sultán abre los ojos, se presenta Muley Hassan con la noticia de que el cristiano y los suyos han hallado la muerte en el foso de los cocodrilos cuando intentaban escapar. Soraya, sabedora de que existe un conducto que comunica dicho foso con el estanque que recorre los jardines de palacio, se dirige a éstos con la esperanza de que el hombre que ama y sus acompañantes hayan sobrevivido a las bestias. Muley la sigue y la amenaza con contarle a Bayaceto la verdad acerca de los sentimientos que la sultana alberga hacia el enmascarado...,a menos que ella consienta en otorgarle sus favores. Soraya no se deja amilanar y abofetea, furiosa, al consejero, al que deja atrás. Apenas divisa el estanque, ve con alegría que el objeto de sus desvelos y sus tres amigos ascienden a la superficie, sanos y salvos. Decididamente sube a una barca y rema hacia ellos para recogerles de las aguas.
       Una vez a bordo, el Guerrero y Don Luis se ponen a los remos y se alejan de la exuberante orilla. Su plan es alcanzar la muralla que circunda el palacio y escalarla.
       Muley Hassan inspecciona el foso y, no viendo rastro de sus enemigos, arroja él mismo a uno de sus hombres para que investigue. El turco, de nombre Asarif, descubre que los saurios han sido aniquilados y los barrotes del conducto arrancados. El consejero ordena a algunos de sus soldados que sigan a Asarif a través del conducto y a otros que acudan rápido al estanque y, de paso, den la alarma.
       Ajeno a todo lo que sucede, Bayaceto sufre las consecuencias de su borrachera y gimotea reclamando la presencia de su esposa.
       Un grupo de otomanos descubre la barca de los fugitivos, pero, al ver a su señora con ellos, no se atreve a hacer uso de las ballestas, no sea que resulte herida. El Guerrero y sus camaradas saltan a tierra y se enfrentan a la partida. En otra parte del jardín, Muley Hassan dispone que los fieros perros de palacio sean soltados.

NOTAS:
            -Numeración en interior de la contraportada, 385.

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