sábado, 13 de enero de 2018

Núm. 58. PRISIONERO DE LAS AMAZONAS

Fecha de publicación: 9 - II - 1980.


         "-Va con ella...y a mí me deja sola...¡Ingrato! ¡Yo daría mi vida por ti!"
                                                        -Li Chin.



Aunque la capitana de las amazonas asegura que el Guerrero del Antifaz es un huésped, lo cierto es que este no goza de libertad de movimientos y permanece recluido en la casa donde lo han alojado en espera de que sus servicios como maestro de armas sean necesarios. De todas formas, aprovecha el tiempo para descansar y recuperarse de sus últimas aventuras y para pensar en su esposa e hijo.
     En España, Ana María ofrece al matrimonio que la retiene una gratificación mayor que las que le paga Romualdo si la dejan marchar. La pareja no solo rechaza su proposición sino que, además, amenaza con darle muerte si llegara el caso de que los súbditos de la condesa descubrieran que se encuentra allí prisionera.
     Mientras tanto, Ramiro, que busca a su señora con la aparente ayuda del de Acebedo, ignora que este último ha ordenado a uno de los suyos, un tal Tancredo, que simule un accidente y acabe con la vida del gigantón de un flechazo. El esbirro ve llegada la ocasión al adentrarse con el escudero en la espesura del bosque y dejar atrás al grupo que les acompaña. Pero yerra el tiro y muere cuando el cuchillo de su pretendida víctima se clava certeramente en su garganta. Adivinando que el hombre ha actuado siguiendo las órdenes de su amo, Ramiro regresa junto a Romualdo para obligarle a confesar por la fuerza su autoría en el rapto de la condesa. Los soldados del secuestrador, que cree, en verdad, que su señor es inocente, rodean con sus armas al escudero y le obligan a rendirse. Llevado de vuelta al castillo del traidor, Ramiro es encadenado a la pared de una mazmorra donde aguarda su suerte.
     En otro lugar, la capitana de las amazonas, con la excusa de discutir con su prisionero una posible alianza para combatir juntos contra los diferentes enemigos que tienen las mujeres guerreras, se presenta en la vivienda donde se aloja e intenta meterse en su lecho. Li Chin desconfía de las intenciones de su anfitriona y, bajo la mirada divertida de dos amazonas que saben de la presencia de su líder en el aposento del enmascarado, va en busca de su amigo contraviniendo las órdenes de que no se acerque a él. Inesperadamente, suena la alarma en la ciudad cuando tres naves enemigas se acercan al puerto. Están tripuladas por piratas caucásicos que vienen a proveerse de mujeres. Su jefe, Ricky, desea apoderarse de Amancia, la capitana amazona, de la que anda enamorado. La mujer sale precipitadamente de la casa del Guerrero para organizar la defensa y es vista por Li Chin, que siente la mordedura de los celos. Momentos después, nuestro héroe sale también, para unirse a las fuerzas amazonas y encuentra a la oriental sentada junto a la casa y llorando. A pesar de querer tranquilizarla diciéndole que la capitana y él solo han estado hablando de los enemigos que tiene la ciudad, Li Chin no le cree y se niega a colaborar en la defensa. Entonces, Amancia llega a lomos de su caballo e invita al cristiano a subir y acudir, juntos, al encuentro de los saqueadores. Li Chin se queda desolada al ver que su amado no duda un solo instante en partir con la amazona, dejándola sola.
     El jefe pirata ordena a los suyos que no sean muy duros con las mujeres; cosa que ellas aprovechan a su favor para emplearse a fondo y diezmarlos poco a poco. Al ver a Amancia acompañada de un hombre, Ricky se abalanza sobre el Guerrero y libra combate con él. Durante la pelea, el pirata aprovecha que en un momento dado sus hombres rodean a su rival, para golpear a este con su escudo y desarmarlo.

COMENTARIOS:
               -Igual que sucede con otras escenas de alcoba (ver Comentarios al cuaderno núm. 25, "Las dos rivales") no queda en absoluto claro si Amanda termina por meterse entre las sábanas del Guerrero, o si su acción es interrumpida por la súbita llegada de los piratas. Aunque es verdad que la vemos despojarse de sus ropas, nuestro héroe asegurará después a Li Chin que sólo ha estado hablando con él de los enemigos que habitualmente amenazan la ciudad de las amazonas. ¿Miente el enmascarado para no lastimar a su amiga o dice la verdad? ¿Es, acaso, solamente, víctima de las falsas apariencias? Es sintomático que JAMÁS es él quien busca la compañía de las féminas que se cruzan en su camino, sino que son SIEMPRE ellas las que, con una excusa u otra, acuden a su lecho. Puede que, al final, el Guerrero de estas NUEVAS AVENTURAS no sea tan mujeriego como en un principio podría suponerse. De todos modos, Gago siempre es ambiguo a la hora de poner a nuestro héroe en brazos de otras mujeres que no sean Ana María. ¿Pudiera ser que el autor se autocensurara por imposiciones de VALENCIANA que no le permitía mostrar a las claras un Guerrero del Antifaz viviendo relaciones extramaritales? ¿Serviría esta ambigüedad para poder mostrar de algún modo tales relaciones?

               -Numeración en interior de la contraportada, 401. 



                                                          
     

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